LA VIDA ES SUEÑO
¡Ay, mísero de mí! ¡Ay, infelice!
Apurar, cielos, pretendo
ya que me tratáis así,
que delito cometí
contra vosotros naciendo;
bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido…..
Cuando uno cree que todos los problemas y sinsabores que el destino le había asignado en este tránsito ya estaban finitos, y uno empieza a levantar cabeza de sus calamidades, cuando comienza a mirar la vida con renovado optimismo y sonríe porque es un poco feliz, sólo un poco; acontecimientos inesperados le vuelven a poner a uno ante la evidencia de que la vida es un "sin vivir" continuo.
¿Y que hacer cuando las cosas van mal? Pues a mi modesto entender capear el temporal hasta que vuelva la calma e intentar por todos los medios dejar un resquicio a la esperanza de que, algún día, en algún lugar, en algún momento, la dicha vuelva a asomar en nuestros corazones y la sonrisa vuelva a lucir en nuestros labios. L a mayoría, la inmensa mayoría, procuramos dejar unos minutos de la pelea diaria para tomarnos un pequeño respiro y buscar aquellas cosas, pequeñas o grandes cosas, que nos ayuden a olvidarnos por unos momentos del agobio de vivir. Para unos será la lectura, para otros el cine o la música, o los famosos programas del "cotilleo" que tan apreciados se están haciendo entre la parroquia, para unos cuantos/as esos ratitos delante de la pantalla del ordenata charlando, bromeando, riendo o enamorándose, o en el caso del que suscribe escribiendo tonterías como esta que nos ocupa. Pero estas pequeñas cosas son las que nos ayudan a pasar la página del diario acontecer y poder llegar sanos y salvos al día siguiente.
Y en eso estamos mientras escribimos, aunque algo, o alguien, se empeñen en lo contrario.
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